La irradiación, a diferencia de la convección y conducción, representa el método de calentamiento más potente y eficaz puesto que no necesita contacto con la superficie a calentar ni de la prersencia de agentes “intermediarios” como el aire. La radiación actúa con la transmisión de la energía a través de radios electromagnéticos emitidos por un cuerpo calentador. La eficiencia de la calefacción está influenciada por varios factores como la temperatura del cuerpo calentador, la capacidad del cuerpo calentado de absorber calor, la forma, la posición y la proximidad del cuerpo calentado respecto a la fuente irradiada.
La gama de longitudes de onda IR replicables por medio de las lámparas infrarrojas de cuarzo está comprendida entre 3,5 µm (ondas medias) y 0,9 µm (ondas cortas). Según el tipo de material a calentar es posible utilizar varias tipologías de longitud de onda IR para alcanzar la máxima propagación de la energía y obtener el proceso de calentamiento en modo más rápido y eficaz.
Las lámparas IR, comparadas con las fomas tradicionales de calentamiento como el aire caliente, emiten una cantidad mayor de energía por unidad de superficie que puede ser focalizada, concentrada, dirigida y reflejada en modo del todo similar a la luz.
La elección de la tecnología IR permite obtener enormes beneficios entre los cuales:
• velocidad de calentamiento del producto;
• ahorro energético y menor generación de calor para el ambiente circunstante;
• facilidad de control de las lámparas;
• ausencia de contacto con el producto y ausencia de contaminación del ambiente circunstante;
• dimensiones y longitudes más contenidas de los módulos de calentamiento de rayos infrarrojos de cuarzo con respecto a los hornos tradicionales de aire caliente.